Autor: Argitxu Esquivel López, Lic. en Químicas y Doctora en Biomedicina. TECNALIA Publicación realizada en: https://www.tecnalia.com/blog/nutricion-precision-avance-innovacion-alimentacion Se ha producido un aumento de enfermedades crónicas como son la obesidad, diabetes, problemas cardiovasculares, osteoporosis, entre otras; constituyendo esto un grave problema de salud pública mundial, como consecuencia del crecimiento de la población senior. Unido a la preocupación de la población por una mejora de la salud y de la calidad de vida se hacen necesarias estrategias efectivas cuyo objetivo sea la prevención y/o tratamiento de este tipo de enfermedades. Por ello, nace el concepto nutrición de precisión, es decir, un enfoque de la alimentación que pasa de la generalidad a la individualización. ¿Qué es la nutrición de precisión? La nutrición de precisión, por definición, trata de adaptar o adecuar la alimentación a las necesidades particulares de cada individuo, marcadas por nuestros genes, metabolismo, microbiota intestinal y estilo de vida. Aunque es ya conocido que ciertas enfermedades tienen un fuerte componente genético, la realidad es que hábitos como la dieta, el ejercicio físico, el ambiente en el que vivimos o el estrés, pueden modificar (retrasar o acelerar) la expresión de esas enfermedades. El estudio de estas variables en cada individuo adecúa la alimentación y estilo de vida a sus necesidades. El objetivo es la prevención de enfermedades y el envejecimiento o, en su defecto, el tratamiento efectivo de estas enfermedades. ¿Qué tecnologías se usan en el desarrollo de una nutrición de precisión? Al igual que en muchas disciplinas, la unión de conocimientos favorece el éxito; para que una nutrición personalizada pueda llevarse a cabo son muchas las tecnologías y herramientas que han de coordinarse. El conocimiento en este campo ha avanzado significativamente gracias a las ciencias ómicas, que han jugado y juegan un papel importantísimo en la nutrición de precisión. De las ciencias ómicas, las más conocidas son la genómica, metagenómica y metabolómica, aunque también se encuentran la epigenómica, la transcriptómica o la proteómica. La más tradicional y ampliamente estudiada es la genómica, que estudia a través de la secuenciación las variaciones en la secuencia del ADN de un individuo. Inicialmente, la genómica estudiaba algunas variantes en el ADN. Poco a poco la investigación y la tecnología ha avanzado mucho permitiendo la secuenciación completa del genoma. Gracias a ello se pueden realizar intervenciones nutricionales personalizadas, ya que una misma dieta puede afectar de forma diferente a dos individuos debido a sus diferentes genotipos.   Es el caso de los deportistas que, como sabemos, requieren de ciertas pautas nutricionales especiales dirigidas al entrenamiento y recuperación deportiva. De esta forma, en base al estudio de su genética, cierto deportista puede tener una dieta diferente a un compañero de equipo con otra genética diferente, optimizando en ambos casos su rendimiento deportivo. Otra ciencia relacionada es la metagenómica. En el campo de la alimentación se usa en el estudio de la microbiota intestinal: a través del análisis de las heces de un individuo se pueden conocer las poblaciones de microorganismos existentes en el intestino. La ausencia o presencia de ciertos microorganismos en nuestra microbiota puede ser una pista, lo que llamamos biomarcador, que nos delate si ese individuo está consumiendo grandes cantidades de algún alimento o, si pudiese tener alguna enfermedad. Sin embargo, no solamente son los genes y los microorganismos de nuestra microbiota los que nos hacen diferentes, también lo es nuestro metabolismo. En este caso, es la metabolómica la encargada de caracterizar el metabolismo de una persona. ¿Y a qué nos referimos cuando hablamos de metabolismo? Pues a todas aquellas reacciones químicas que se producen dentro de nuestro organismo en el que se sintetizan o degradan moléculas, y que dan lugar a lo que denominamos metabolitos. Cuando comemos o bebemos, estos se metabolizan para generar la energía que necesitamos.   Estos metabolitos que se detectan principalmente en orina, heces o sangre son diferentes no solamente por lo que comemos sino que varían en función de nuestros genes, microbiota, ejercicio físico o estado de salud, entre otros. Además del estudio de cómo se metabolizan los alimentos en nuestro organismo o, la detección de biomarcadores de enfermedades, la metabolómica también detecta nuevos compuestos activos presentes en alimentos o subproductos alimentarios que pueden ser incluidos en los denominados alimentos funcionales. Un ejemplo desarrollado en uno de los proyectos del área muestra la capacidad neuroprotectora de unos extractos obtenidos de subproductos vitivinícolas; a través de la metabolómica se está investigando qué compuestos son los encargados de esa funcionalidad. Uno de los puntos en común de las ciencias ómicas es la grandísima cantidad de datos que se generan de cada uno de los análisis. Por ello, las herramientas bioinformáticas e interpretación de datos son clave en la evaluación de resultados y extracción de conclusiones adecuadas en la nutrición de precisión. Además, las tecnologías digitales como el machine learning permitirán proponer dietas personalizadas y saludables en la monitorización de parámetros cómo los hábitos alimenticios, el ejercicio físico, las horas de sueño, así como datos metabolómicos y genéticos. El conocimiento generado por las ciencias ómicas supone un avance hacia la formulación de alimentos funcionales El mayor interés de la industria alimentaria por el desarrollo de alimentos funcionales viene motivada, como comentábamos al inicio, por la preocupación por la salud y el aumento de ciertas enfermedades metabólicas en la población. La nutrición de precisión no solo centra sus esfuerzos en aconsejar o no el uso de ciertos alimentos, sino que permite el desarrollo de ingredientes o alimentos funcionales, es decir, que presenten un efecto demostrado en la salud de los consumidores. Por ejemplo, estudios metabolómicos hechos en individuos con la enfermedad de diabetes muestran la falta de ciertos compuestos en su organismo. El conocimiento de esto hace que se pueda bien incluir a través de la alimentación ciertos alimentos o, incluso desarrollar alimentos funcionales que puedan equilibrar ese déficit. Del mismo modo se disponen de estudios metagenómicos de la microbiota intestinal; se ha observado que individuos con obesidad presentan carencia de ciertas bacterias en su intestino, por lo que pueden desarrollarse probióticos con esas bacterias específicas. La nutrición de precisión está emergiendo con fuerza: son muchas las empresas interesadas en ello. La colaboración entre todas las ciencias ómicas y las herramientas digitales son la base para seguir avanzando hacia la nutrición de precisión, que a día de hoy, supone un reto para la industria alimentaria. En un futuro cercano será una realidad de la que todos podremos beneficiarnos.